lunes, 17 de enero de 2011

Un mensajero en la noche de María Vallejo-Nágera




En el Monasterio de María, Reina de la Paz (Harlington, Inglaterra), reside un monje benedictino con un pasado tan especial como terrible. Su nombre es Albert Michael Wensbourgh, y la periodista española Clara Esteban es la «elegida» para comunicar al mundo su fascinante e increíble historia. Lo que podría ser un interesante comienzo de una obra de ficción es ni más ni menos que una historia real. Si bien la autora de Un mensajero en la noche, María Vallejo-Nágera, ha preferido no desvelar el verdadero nombre del protagonista y el auténtico monasterio en el que vivió sus últimos años, para garantizar la intimidad de una persona marcada profundamente por una historia trágica y sobrenatural, lo cierto es que el relato remueve la conciencia de lector que se zambulle entre sus páginas.

     Difícilmente volvemos a ser los mismos después de conocer la historia de este hombre señalado por Dios, y en más de una ocasión se nos corta la respiración mientras avanzamos por el relato. Un mensajero en la noche es la obra que ha dado la oportunidad a María Vallejo-Nágera de trasladar al público unos acontecimientos tan milagrosos como sorprendentes. Tanto es así que, aun conociendo la historia de Albert, necesitas que te la cuente él mismo, con esa templanza y claridad que le proporciona la compañía de un ángel del Señor. De hecho, y dejando de lado cualquier atisbo de acrítico apasionamiento, el prólogo es uno de los comienzos más extraordinarios que he tenido oportunidad de leer. 

     Pero ¿qué circunstancias hacen tan apasionante la vida de Albert Michael Wensbourgh? Pues un giro tan radical como inexplicable en el carácter del hombre, un individuo que había pasado repentinamente de ser un preso muy violento y peligroso a una persona de extrema bondad. Una transformación tan tajante que no podría deberse a otras causas que no fueran sobrenaturales, pues su estabilidad mental nunca estuvo en entredicho; es más, todos los exámenes psiquiátricos que se le realizaron concluyeron que era un hombre perfectamente cabal. Los motivos de tal cambio, según él, obedecían a la aparición de un ángel en su celda la gélida noche del 1 de enero de 1997, quien le transmitió que Dios tenía para él una misión muy importante y que por tanto lo utilizaría.

     La razón por la que Albert Michael Wensbourgh pasó 14 años en diversas cárceles de las más peligrosas de Inglaterra era por su pasado criminal. Drogas, robos y asaltos violentos formaban parte de su ficha personal —y si no llegó a asesinar a nadie fue por una misteriosa «casualidad»—, camino al que le llevó una infancia marcada por abusos sexuales salvajes y humillantes y palizas atroces. La muerte de su madre fue la chispa que abrasó su alma y le hizo abrazar el oscuro mundo del delito.

«Sentado sobre el frío suelo de baldosas de su celda, con el corazón roto en mil pedazos y el alma a rebosar de odio, Albert comenzó a sollozar en silencio»[1].

     Pero nuestro limitado entendimiento no es capaz de comprender la compasión divina, que al parecer escucha en lo más hondo de nuestro ser nuestro arrepentimiento, y siente profundamente nuestra más absoluta soledad. No hay corazón humano que no se conmueva ante esta historia, un relato de nuestros días que bien se puede considerar de verdadero Misterio y Milagro.


FICHA
Título: Un mensajero en la noche
Autor: María Vallejo-Nágera
Editorial: Zeta Editorial
Otros: Barcelona, 2010, 288 páginas
Precio: 8 €

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