lunes, 18 de abril de 2011

Canción de hielo y fuego I: Juego de tronos de George R. R. Martin

Si J. R. R. Tolkien es la referencia de la literatura fantástica medieval del siglo XX, George R. R. Martin es la del XXI. Las obras más emblemáticas de ambos, El señor de los anillos y Canción de hielo y fuego, respectivamente, se han convertido en fenómenos literarios en nuestra época, gracias en buena medida, todo hay que decirlo, a las adaptaciones a la gran y pequeña pantalla que se han hecho de las mismas. Respecto a los escritores, en algunos aspectos el discípulo ha superado al maestro. De hecho Martin con Juego de tronos, primer volumen de la saga, consigue seducir con una intriga formidable liberada de clichés y una escritura fluida y de notable calidad. En resumen, el descubrimiento de este libro ha supuesto para mí una sorpresa gratísima. Por eso considero Juego de tronos una de las más grandes historias de ficción que se han escrito.

Sea como fuere, el nudo de la saga literaria más importante de lo que llevamos de siglo es el poder, el dominio de los Siete Reinos, el de las tierras a un lado y al otro del muro, el de un determinado señorío o incluso el de una ciudad estado concreta. Y esa lucha por el poder codiciado es la que pone en marcha un engranaje satánico de catástrofes, guerras, traiciones, intrigas, torturas y asesinatos que hiela la sangre.

El universo de Juego de tronos, feudal, aristocrático y condicionado por la política, contempla al mismo tiempo una realidad mágica y fabulosa, con misteriosos dioses, dragones y otros seres imaginarios que coexisten con los humanos. No en vano, a los Siete Reinos de Poniente, unidos bajo el cetro de Robert Baratheon, pero en permanente discordia, les amenaza lo desconocido, que aguarda palpitante más allá del muro del norte. En dichos bosques se ocultan los Otros, y otras fuerzas hostiles para el hombre. Pero el muro, un ciclópeo dique de hielo que ha resistido todas las invasiones, está protegido por la Guardia de la Noche, un cuerpo armado formado por voluntarios, criminales, bastardos y otros marginados sociales. Aun así, en Invernalia (el feudo o dominio más septentrional) saben que se acerca un interminable invierno, arrastrando consigo un cortejo de monstruos, pesadillas y terrores.

Entretanto las distintas dinastías o casas familiares viven al margen de las amenazas del norte. Ocupados en sus quehaceres cotidianos, los personajes viven, como nosotros, de acuerdo a las pasiones mundanas, ambicionando, amando, impartiendo justicia o recibiéndola, invocando a los dioses o maldiciéndolos, dudando, peleando, engañando, muriendo, matando…, mientras responden como saben y pueden a las circunstancias exteriores, a veces demasiado angustiosas. Los personajes, por su parte, son uno de los atractivos mayores de esta gran historia. No son arquetipos. No son superficiales. Tienen profundidad. Son fascinantes. Y transmiten sus inquietudes y sentimientos, porque están trazados con gran realismo.

Así, Tyrion, Catelyn o Eddard Stark conmueven por su hondura, que se adivina mejor cuando se comprenden los pormenores que condicionan sus decisiones. En relación con esto, Martin se vale de un recurso muy interesante para dotar a sus personajes y a la historia en sí de interés, dedicando cada capítulo a un personaje, el cual presenta de esta manera los acontecimientos que están sucediendo en los Siete Reinos, o allende estos, desde su perspectiva, construyéndose así una vasta historia polifacética y coral. 

El reino, como ya he mencionado, es gobernado por un conjunto de casas fuertes a cuya cabeza están el rey Robert, de la Casa Baratheon, y su esposa Cersei, de la Casa Lannister. Otras familias poderosas son los Stark de Invernalia, que de hecho soportan el mayor peso de la trama, la Casa Tully, la Casa Tyrrel o la Casa Arrin. Robb, Bran, Sansa, Arya y Jon, hijos de Eddard Stark, tienen un protagonismo especial, siendo especialmente entrañables Arya, la más joven de las chicas, y Jon, el hijo bastardo del señor de Invernalia. Por último, hay que destacar a la Casa Targaryen, casi extinta, que tiene por máxima representante a una mujer fascinante, Daenerys de la Tormenta, heredera de una dinastía legendaria capaz de domeñar dragones, cuyo propósito es recuperar el trono de hierro aunando fuerzas lejos de Poniente. Con ella se cierra este magnífico primer volumen de la saga, mientras se producen los últimos coletazos del verano y en Poniente se cierne el primer gran choque de reyes, tras la muerte de Robert y la ignominiosa decapitación de su Mano.

En suma, en Juego de tronos se tratan asuntos tan universales como la lealtad, la traición y el honor, el amor por la tierra y la parentela, la responsabilidad de los gobernantes y las consecuencias que conllevan para los súbditos sus decisiones, el sufrimiento de los débiles en un mundo despiadado, la guerra como mal o necesidad endémica, y el anhelo de un orden justo y pacífico. De todo ello, sin duda, se extraen unas cuantas lecciones. En política, por ejemplo, que las utopías son disparates que acarrean daños incontables, y que los sistemas de gobierno son todos imperfectos, como la justicia misma de los hombres, que en no pocos casos es interesada y arbitraria. Sólo entonces se entiende una de las sentencias más solemnes de todo el volumen: «no hay criatura tan aterradora en la tierra como un hombre justo».

En definitiva, Juego de tronos es una obra extraordinaria, pero esperamos decir lo mismo de Canción de hielo y fuego para cuando la saga literaria de fantasía medieval más importante de lo que llevamos de siglo esté acabada.



FICHA

Título: Juego de tronos (Canción de hielo y fuego I)
Autor: George R. R. Martin
Editorial: Editorial Gigamesh 
Otros: Barcelona, 2006, 798 páginas 
Precio: 26 €

[1] p. 610


viernes, 1 de abril de 2011

Marina de Carlos Ruiz Zafón

Marina es una de las novelas más importantes de Carlos Ruiz Zafón, por detrás de La sombra del viento y El juego del ángel. En realidad, aunque aquélla tiene independencia narrativa, se podría decir que es un bosquejo de éstas, más pulidas y trabajadas, tanto a nivel de tramas como de profundidad de personajes. Además, aunque se ha comentado que Marina es literatura juvenil, quizá porque los protagonistas son unos chicos, su contenido no es precisamente agradable pues la romántica historia que desarrolla el escritor catalán, preciosa por otra parte, es demasiado tétrica para las almas más jóvenes. Aunque ya se sabe de la afición por lo macabro de los muchachos.