domingo, 1 de julio de 2012

El choque de civilizaciones de Samuel P. Huntington

El choque de civilizaciones causó un enorme revuelo en el campo del pensamiento político cuando apareció allá por 1996, primero en forma de artículo, después en formato libro, y su autor, Samuel Huntington, firmó un estudio que se ha revelado como un modelo político acertado de la evolución política global tras la guerra fría. Para algunos su análisis es de cartón piedra, pero el tiempo ha demostrado que su visión era correcta y le ha dado la razón. El mundo, sobre todo a partir del 11-S, se ha configurado en un nuevo orden mundial que el autor de este libro esencial de pensamiento supo vislumbrar con antelación a partir de un acertada interpretación de la realidad.


      Huntington afirma en su estudio que la principal amenaza naciente de la política global es el conflicto entre grupos de civilizaciones. Al análisis de éstas (las civilizaciones), principal objeto de estudio de El choque, y el cambiante equilibrio de poder entre las civilizaciones soporta el peso fundamental de este trabajo. Para el autor, las civilizaciones son los elementos de identidad determinantes en el mundo después de la guerra fría y la caída del comunismo.

      Huntington distingue entre civilizaciones en plural y civilización en singular. Lo importante es entender que el concepto de civilización es una idea opuesta a la de barbarie; es decir, una sociedad civilizada se opone a una primitiva por su carácter urbano, alfabetizado y fruto de un acuerdo. Las civilizaciones en plural son el tema de este libro. Estas en primer lugar son entidades culturales, y entre los elementos culturales claves que definen una civilización encontramos la sangre, la lengua, la forma de vida, y la más importante: la religión. La religión —y esta conclusión yo la comparto totalmente— es de todos los elementos culturales el más decisivo para distinguir una civilización de otra. En otras palabras, la religión es el fundamento de una civilización. En segundo lugar, las civilizaciones que distingue en el planeta Huntington son globales, pues "no tienen límites claramente marcados ni tampoco principios ni finales precisos. La gente puede redefinir su identidad y lo hace y, como consecuencia de ello, la composición y formas de civilizaciones cambian con el tiempo" (p. 51). Además, las civilizaciones son mortales, pero muy longevas; los imperios crecen y se derrumban, los gobiernos vienen y se van, las civilizaciones perduran y también evolucionan. Y en este sentido habría que aclarar que las civilizaciones son realidades culturales y no políticas (no mantienen el orden, no imparten justicia, no recaudan impuestos, no sostienen guerras... es decir, en su naturaleza no está hacer lo que los Estados.

       Más allá de las precisiones del concepto, los expertos distinguen entre las civilizaciones ya extintas y las vigentes en el mundo moderno. Quigley hablaba de 16 casos históricos claros, Toynbee encontró finalmente 23, Spengler halló 8 grandes culturas... Y en la actualidad, según nos cuenta Huntington, hay un razonable acuerdo sobre al menos doce grandes civilizaciones de las cuales 7 ya no existen (mesopotámica, egipcia, cretense, clásica, bizantina, mesoamericana, andina) y cinco sí (china, japonesa, india, islámica y occidental). Y a estas añade Huntington la rusa ortodoxa y posiblemente la africana.

      Por tanto, las civilizaciones que se relacionan (y eso implica choques y acuerdos) en el nuevo orden mundial son 8:

  1. China
  2. Japonesa
  3. Hindú
  4. Islámica
  5. Ortodoxa
  6. Occidental
  7. Latinoamericana
  8. Africana

      Pues bien, las polémicas que levantó El choque de civilizaciones en su día, junto con otros libros —menos acertados, todo hay que decirlo— como El fin de la historia de Francis Fukuyama, son miles y no podemos hacer alusión a todas en un breve comentario. Sin embargo, antes de describir los principales hitos que el autor trata en cada una de las cinco partes del estudio, podemos señalar algunos aspectos relevantes sobre los que prestar especial atención. Huntington critica el uso y la idea de "civilización universal" y muestra especial atención —como no puede ser de otra manera— al crepúsculo de Occidente (pérdida de su hegemonía en breve) señalando balizas a modo de alarma como la indigenización de Occidente y la demografía a la baja (factor clave en el equilibrio de poder). Pero a esto, que podríamos considerar causas internas, se suman las externas, como el proselitismo y expansión musulmana y la autoafirmación china, entre las principales.

      Y ahora sí, cerramos este modesto esbozo de lo que ofrece El choque de civilizaciones con la estructura de la obra y qué vamos a encontrar en cada una de sus partes. Pero no sin hacer antes mención de la vigencia de la tesis de Huntington y de su enorme trascendencia en el campo del pensamiento político, que es como decir, que su magnífico libro consolidó un modelo con el que entender mejor nuestro mundo, un presente global cada vez más complejo y confuso:

  • Primera parte (Un mundo de civilizaciones)
Por primera vez en la historia, la política global es a la vez multipolar y multicivilizacional; la modernización económica y social no está produciendo ni una civilización universal en sentido significativo, ni la occidentalización de las sociedades no occidentales.

  • Segunda parte (El cambiante equilibrio de las civilizaciones)
El equilibrio de poder entre civilizaciones está cambiando: Occidente va perdiendo influencia relativa, las civilizaciones asiáticas están aumentando su fuerza económica, militar y política, el islam experimenta una explosión demográfica de consecuencias desestabilizadoras para los países musulmanes y sus vecinos, y las civilizaciones no occidentales reafirman por lo general el valor de sus propias culturas.

  • Tercera parte (El orden emergente de las civilizaciones)
Está surgiendo un orden mundial basado en la civilización; las sociedades que comparten afinidades culturales cooperan entre sí; los esfuerzos por hacer pasar sociedades de una civilización a otra resultan infructuosos; y los países se agrupan en torno a los Estaos dirigentes o centrales de sus civilizaciones.

  • Cuarta parte (Choques de civilizaciones)
Las pretensiones universalistas de Occidente le hacen entrar cada vez más en conflicto con otras civilizaciones, de forma más grave con el islam y China, mientras que, en el plano local, las guerras en las líneas de fractura, sobre todo entre musulmanes y no musulmanes, generan "la solidaridad de los países afines", la amenaza de escalada y, por tanto, los esfuerzos por parte de los Estados centrales para detener dichas guerras.

  • Quinta parte (El futuro de las civilizaciones)
La supervivencia de Occidente depende de que los estadounidenses reafirmen su identidad occidental y los occidentales acepten su civilización como única y no universal, así como de que se unan para renovarla y preservarla frente a los ataques procedentes de sociedades no occidentales. Evitar una guerra mundial entre civilizaciones depende de que los líderes mundiales acepten la naturaleza de la política global, con raíces en múltiples civilizaciones, y cooperen para su mantenimiento.

FICHA
Título: El choque de civilizaciones
Autor: Samuel P. Huntington
Editorial: Paidós
Otros: Barcelona, 2005, 496 páginas
Precio: 18


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