miércoles, 22 de mayo de 2013

La muerta enamorada de Théophile Gautier


La muerta enamorada es un relato gótico escrito en el siglo XIX por Théophile Gautier, y uno de los primeros en tratar el fenómeno vampírico, que había encontrado en el romanticismo literario un mecenas poderoso. La literatura romántica me suele gustar más que la costumbrista, o menos, según los casos; pues siempre prefiero referirme a cada obra de manera independiente. Este desconocido clásico del género, considerado por Baudelaire la obra maestra de su autor, es una lectura sabrosa para cualquier hora de la noche. El motivo es típico, una bella mujer —quizá demasiado—  sorbe el seso de un sacerdote rural y desea su caída. La tentación es tan grande para cualquier varón que Gautier describe muy bien esa lucha interior del párroco, su batalla espiritual, su angustia psicológica. 


      Podemos hablar de tres personajes principales en esta obra. La muerta enamorada está sostenida por Romuald, cura rural que nos cuenta en primera persona, ya con 66 años, un hecho terrible de su juventud (la historia en sí), Serapión, también sacerdote y supervisor de aquél, y Clarimonde, la extraña mujer. Prefiero ahora que hable el protagonista:


 «Durante más de tres años fui juguete de una ilusión singular y diabólica [...] Una sola mirada demasiado complaciente a una mujer estuvo a punto de causar la pérdida de mi alma; pero, al fin, con la ayuda de Dios y de mi santo patrón, llegué a dominar el espíritu maligno que se había apoderado de mí. Mi existencia se había complicado con una existencia nocturna absolutamente distinta. Durante el día, yo era un sacerdote del Señor, casto, dedicado a la plegaria y a ocupaciones santas; por la noche, desde el momento en que cerraba los ojos, me convertía en un joven caballero, experto conocedor de mujeres, de perros y de corceles, que jugaba a los dados, bebía y blasfemaba; y, cuando despertaba, al rayar la aurora, parecíame, por el contrario, que dormía y soñaba que era sacerdote».

       Como vemos, el exordio de La muerta enamorada es bien interesante. Estos hechos que narra Romuald se remontan al momento de su ordenación como sacerdote. Hasta ese momento había vivido una existencia tranquila, volcada a la vida religiosa y ajeno al mundo exterior. Pero el día que se celebra su ordenación, en medio de la iglesia, una bellísima mujer le habla con la mirada y le ruega que no se consagre a Dios para que puedan ser el uno del otro. El joven, seducido por la misteriosa mujer, no es capaz de salir huyendo del acto y concluye el sacramento. Pero a la salida, la mujer le reprocha su decisión, y más tarde, su paje entrega al sacerdote unas palabras escritas por la dama: «Clarimonde. Palacio Concini». 

      A partir de entonces Romuald quedará obsesionado por la bella mujer, y empezará a sufrir una crisis espiritual espantosa. Su extraño comportamiento alerta al abad Serapión, que pronto le reprende. Sabe que su protegido ha caído en las garras del maligno y que es preciso ponerlo en guardia. En consecuencia, Serapión le asigna un nuevo destino. Pero una vez instalado en su nueva parroquia, Romuald es reclamado para oficiar el fallecimiento de una gran dama y ésta resulta ser la enigmática mujer. No pudiendo evitar acercarse a ella, a pesar de estar muerta, el cura la besa en los labios. Y entonces ella responde, vuelta de nuevo a la vida. Este es el principio de una relación carnal entre ambos, durante los siguientes tres años. Tendrá que intervenir de nuevo Serapión, viendo al joven sacerdote entregado a Dios sabe qué pecados, y enfrentar a Romuald con la propia realidad: Le obliga a acompañarle a la tumba de la dama, en la que efectivamente se encuentra. Entonces derrama agua bendita, y el cuerpo se deshace enseguida, delante de los ojos horrorizados de Romuald. Éste, ya en edad avanzada, agradece la ayuda de su amigo para escapar del hechizo del maligno, pero le quedan, como estigmas en la carne, los recuerdos dolorosos del amor que vivió junto a Clarimonde

      La muerta enamorada me ha parecido muy interesante, ahora que estoy concentrado en estudios que se relacionan tangencialmente. Hay varios temas que merecen ser investigados a fondo en este relato. Me quedo con uno. El del amor que siente Romuald hacia Clarimonde, insensato y furioso, según sus palabras. Y me pregunto: ¿Puede el amor ser inducido por un ser maligno? ¿Pueden otros sentimientos disfrazarse de amor? ¿Dónde está el límite entre amar locamente y enloquecer de amor? Esos estudios de los que hablaba me han dado respuestas. Y creo que no debería restarse importancia al desorden de las pasiones en el que vivimos.

      Cerrando ya este comentario quiero decir que el vampiro me parece un ser muy atractivo para escribir sobre él. Pero aunque es un campo muy minado ya el de los vampiros, quizá dedicándole tiempo pueda encontrar una parcelita donde sembrar algo nuevo. Puede que algún día lo intente. Mientras tanto seguiré disfrutando con pequeños tesoros como éste dentro de un género desconocido.




*Recomiendo esta edición de El Rey Lear, sobre todo por la aportación de Luis Alberto de Cuenca, gran escritor y poeta.


FICHA
Título: La muerta enamorada
Autores: Théophile Gautier
Editorial: El Rey Lear
Otros: 2011, 80 páginas
Precio: 9,80 €

3 comentarios:

  1. "¿Puede el amor ser inducido por un ser maligno?"

    El enamoramiento, quizás. Podría un ser maligno manifestarse en la apariencia de una mujer bella y de principios, y hasta podría fingir que comparte tus gustos, tus objetivos e incluso tus temores. Ya después, una vez que buscaras con sinceridad a esa persona, sería posible, creo, que empezara a empujarte hacia el mal, pero de un modo apenas perceptible.

    "¿Pueden otros sentimientos disfrazarse de amor?"

    Pues no sé, pero he visto que una larga tristeza puede llevarte al engaño. Buscas ahogar la tristeza y te dices que amas a la primer persona que te sonríe un poco. Después, cuando recuperas la razón, es decir, cuando se va la tristeza, notas claramente que no buscabas lo que buscabas, que en realidad querías días soleados.

    "¿Dónde está el límite entre amar locamente y enloquecer de amor?"

    En estos momentos no me parece que sea posible cualquiera de las dos cosas, si es que son diferentes. En todo caso, jugando un poco, diría que se ama con locura cuando el amor es irrealizable como proyecto de vida, como parece que le sucede al sacerdote del relato que estás recomendando. En mi caso, por ejemplo, creo que amaría con locura si mi amada me dijera que el miércoles regresará con su familia a la luna y que jamás volverá. Pero si la mujer amada es mi vecina, los dos nos amamos y nuestros padres permiten y hasta bendicen la relación, pues veo como una cosa virtualmente imposible que llegara a sentir por ella un amor enloquecido.

    Me gusta tu blog, aunque a veces no tanto porque parece que le metes un estilo más bien árido. Puede ser, sin embargo, que no aprecie adecuadamente lo que escribes porque no estoy entre los creyentes. Pero tampoco vayas a pensar que soy socialista o cosa parecida. Tal vez estoy equivocado, pero tampoco soy tan estúpido.

    Saludos desde México.

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  2. Hola, felicidades por tu comentario, me parece brillante.

    Tus reflexiones me han parecido muy interesantes. Sólo comentaré la primera, por no extenderme demasiado. La primera pregunta que me hacía a partir de este relato es si el amor podía ser inducido por un ser maligno. Y tú introduces una diferencia fundamental. Quizás el enamoramiento. En mi primer trabajo, Diseñados para amar, hablo del enamoramiento como la primera fase del fenómeno del amor. Bueno, el asunto es que no ves imposible que esto se dé, y yo tampoco. En realidad me hice esta pregunta porque conozco un caso real que podría ajustarse a un amor inducido por algo maligno.

    Se trata de un cura joven y prometedor. Un día le llegó a su parroquia una chica preciosa que quería colaborar con los trabajos de la iglesia, y sin saberlo sembró una semilla peligrosa en el corazón del sacerdote. Ella estaba prometida con un chico. La cosa es que el cura se enamoró de la joven. Quizá "enloqueció" de amor, pero él estaba convencido de que eso venía de Dios. Sin embargo, tuvo que recurrir a varios amigos, entre ellos otro sacerdote, porque todo se le estaba yendo de las manos, y aunque consideraba que amaba a esa chica realmente, veía que las consecuencias eran desastrosas para unos y otros. Y así se lo hizo ver el cura al que había recurrido. Le advirtió que algunas pasiones no proceden de Dios, sólo había que reconocer que los resultados de anunciar ese amor serían malos para todas las partes. Y que el cura enamorado estaba sufriendo un ataque brutal en forma de obsesión amorosa. Me dejó helado.

    Con el tiempo he ido profundizando más en la realidad del amor. Muy compleja. Pero no había advertido tan claramente la diferencia que hay entre pasión y amor hasta que conocí esta historia. Aun así, las fronteras de ambos términos están demasiado difuminadas para que nuestra época las reconozca de forma evidente.

    Lo dicho, felicidades por tus reflexiones.

    Y un abrazo para México.

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  3. ¿Cual es la estructura?

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