jueves, 21 de noviembre de 2013

Comentarios de cine: Capitán Phillips

Anoche estuve viendo en el cine Capitán Phillips,  y me encontré con una película de acción satisfactoria y una campaña de publicidad yanqui en toda regla. La película me gustó. Tom Hanks está impecable, el guión tiene un ritmo muy alto y Greengrass, el director, es un hombre ideal para filmar este o similares trabajos; si bien para mi gusto maneja las cámaras con pulso demasiado débil o epiléptico. A su vez, aunque por otro lado, publico el comentario de un estudio sobre las relaciones que mantiene Hollywood con Washington y el Pentágono. Un libro que trabajé mientras elaboraba La cultura en las series de televisión y que tenía pensado traer a La Cueva en el próximo comentario de la película Guerra Mundial Z. Sin embargo, también me vale con ésta. Pues Capitán Phillips es un ejemplo magnífico de propaganda nacional. 


Capitán Phillips es la historia de una tripulación civil que, a bordo del buque mercantil Maersk Alabama, comandado por Richard Phillips, es secuestrada por piratas en las aguas de Somalia mientras hacen una ruta convencional de Omán a Kenia. La propuesta, como en otras ocasiones, tiene origen en hechos reales, y en su día abrió un debate público acerca de cómo debe responder un Gobierno a terroristas que amenazan la vida de un compatriota. 

Por eso me parece necesario atender a la dificultad esencial que plantea esta película. Es decir, ante esa situación dada (el secuestro de civiles por parte de un grupo terrorista), ¿cómo ha de proceder un Gobierno? El valor que demos a la vida de esas personas implicará un nivel de compromiso mayor o menor, pero lo cierto es que ante la disyuntiva, no vale enterrar la cabeza y no querer saber nada. A mí, por ejemplo, me ha sorprendido la forma de proceder de las fuerzas de seguridad norteamericanas, pero no he dejado de tener en cuenta en todo momento que la situación es extremadamente delicada. Ahora bien, más allá de la excusa que toma como argumento Capitán Phillips, la cinta comunica tres mensajes fundamentales. Y esto me parece lo verdaderamente relevante. Los mensajes de la película son los siguientes: 

  1. Exhibición de fuerza en toda regla.
  2. Si un ciudadano norteamericano es amenazado, o está en peligro por causa de un tercero, el Gobierno moverá cielo y tierra para ayudarlo.
  3. Todos los que juegan (o provocan) a USA acaban mal.

Hay, además de estos mensajes evidentes, cierta honradez en la película. Pues en el último tercio de la misma se tiene la impresión de que cuatro pelagatos ponen en evidencia a la marina norteamericana. A pesar de la advertencia previa de lo delicada que es esa situación, y de que la negociación con rehenes es la más difícil de todas, queda impregnada esa sensación de que cuatro piratas torean a media armada useña. Sin embargo, digo que es honrado mostrar esto porque a la vez se demuestra cómo se puede poner patas arriba el aparato militar del país más poderoso del mundo con un puñado de rehenes y cuatro tristes fusiles. Creo, no obstante, que no tenían intención de mostrar sus vergüenzas pero no les quedaba otra si querían mostrar lo solícitos que son cuando se trata de ayudar a uno de los suyos. Y en esto, sin duda, son insuperables. Por eso Capitán Phillips es en sí misma una demostración de fuerza, una exhibición de poder, y en consecuencia una seria advertencia a quienes tienen enfrente. Así pues, aquí se ve una vez más cómo Hollywood y el Pentágono andan de la mano, pues el cine sirve también de escaparate para enseñar los dientes y mostrar las líneas maestras de la estrategia nacional. No es casualidad que el Maersk Alabama fuera el primer barco useño en ser capturado por piratas en doscientos años. Seguramente sea el último. Con esta exhibición USA pone los límites a sus enemigos, mientras envuelve su mensaje en una inofensiva ficción con la que educa y entretiene a la plebe.

Otro filón que explorar es si actualmente, y con la economía americana tiesa y endeudada, el león es tan fiero como lo pintan. Quizá, y esto es una intuición personal, este despliegue de fuerza es sólo una forma de mostrar los colmillos y así disuadir a sus enemigos, pues de no conseguirlo, e ir a la guerra con otra superpotencia, se demuestre que de fuerza andan más bien justos.




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