jueves, 21 de noviembre de 2013

Hollywood, el Pentágono y Washington: Los tres actores de una estrategia global de Jean-Michel Valantin

La principal tradición cinematográfica de Hollywood es el cine de seguridad nacional, al menos en las últimas décadas. Esto, que pasa desapercibido para las masas, no escapa a los analistas políticos o a personas con cierta formación y mirada afilada. Es cierto que a veces el cine actúa como contrapoder y denuncia los abusos del propio Estado norteamericano, pero también lo es que en otras ocasiones sirve de instrumento para desplegar la ideología nacional y recordar al mundo su hegemonía política y militar. O incluso más allá: presentar a éste (el mundo), mediante el imaginario cinematográfico, una justificación de su estrategia nacional o de su política exterior o interior. Es decir, que Hollywood se entiende muy bien con el poder useño y que su industria está en buena medida al servicio de las necesidades políticas de la nación, bien maquillando la historia, bien preparando las mentes para lo que está por llegar. Hollywood, el Pentágono y Washington: Los tres actores de una estrategia global es un estudio muy oportuno que, a partir del análisis de un buen puñado de películas, muestra estas extraños matrimonios del poder. 

Lo he adelantado en otro comentario (Capitán Phillips). La industria cinematográfica no es inofensiva, pues cualquier idea encerrada en un cuadro, un libro, o una película, tiene consecuencias. Lo relevante es averiguar los mensajes que nos ofrecen estas creaciones. Principalmente para saber protegernos. Por eso algunos intelectuales defienden que la gente común, por su bien, no debería leer, pues en realidad más que aprovecharles les perjudica. Don Antonio García Trevijano, un notable pensador español, defiende esto, y creo que algo de razón tiene. Pero esto me llevaría a otra cuestión, si bien relacionada, independiente. 

Lo que me urge en realidad ya está dicho. Dejaré entonces a Jean-Michel Valantin que exponga su tesis: «El punto donde se articulan la industria del cine de seguridad y el Estado de seguridad nacional es su relación con la amenaza. Toda la producción norteamericana de estrategia está basada sobre la idea de una amenaza que pueda legitimar el desarrollo de estrategias de defensa y de seguridad que van desde la puesta en marcha de grandes programas de armamento hasta la decisión de lanzar expediciones militares a través de todo el mundo. En el universo norteamericano de la política exterior y de la estrategia predomina esta noción de amenaza. Para las elites de seguridad nacional todo es una amenaza (...) Esta percepción por momentos obsesiva de la amenaza allí donde otros verían simplemente diferencias u obstáculos naturales (y que resulta específica del aparato norteamericano de seguridad nacional) es fundamental para la producción de estrategia. Constituye el pedestal de la legitimación del poder de Estado y de su monopolio de la violencia, además de definir la pesada tendencia de su relación con el mundo. El cine realiza la puesta en escena de tales amenazas y la movilización de los medios que se le atribuyen para acabar con ellas» (p. 11). 

Pues bien, yo ni entro ni salgo ahora a valorar la estrategia de seguridad nacional de los yanquis, pues cada país, entiendo, tiene como bien más preciado su supervivencia, y en consecuencia actúan según les parece mejor para conservarla. Insisto, no entro ahora porque exige cierto espacio, pero reconozco en su proceder una larga lista de errores, por no decir flagrantes crímenes. Lo que no quiere decir necesariamente que no les convenga su estrategia. 

En este momento sólo doy difusión a este libro y a unas cuantas ideas relacionadas con el uso del cine. El próximo comentario cinematográfico que publique será el de la película Guerra Mundial Z, espectacular cinta con mucha miga; y en mi opinión, preocupante.




FICHA
Título: Hollywood, el Pentágono y Washington
Autor: Jean-Michel Valantin
Editorial: Laertes
Otros: 2008, Barcelona, 152 páginas.

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