viernes, 31 de julio de 2015

Los siete contra Tebas de Esquilo

Frente a la versión de Antígona de Sófocles, más centrada en el dilema creado en torno a la obediencia a las leyes de los hombres o a la de los dioses, al Estado o a Zeus en definitiva, en Los siete contra Tebas lo que constituye el drama es la propia guerra. El viejo Esquilo no explota por tanto el conflicto que enfrenta a Antígona e Ismene con el resto del pueblo por la sepultura de sus hermanos Eteocles y Polinices. Prefiere mostrar los horrores de la guerra, paradójicamente describiéndola con belleza indescriptible, y la maldición y el fatalismo que acompaña a algunos hombres.


miércoles, 15 de julio de 2015

Homo Videns: La sociedad teledirigida de Giovanni Sartori

Por desgracia, las tesis de Giovanni Sartori no son lo suficientemente conocidas. Su obra fundamental, Homo Videns: La sociedad teledirigida, dibuja un escenario terriblemente grave, un escenario que se ha convertido en el horizonte de Occidente. Para el estudioso italiano la primacía actual de la imagen frente a la palabra escrita está transformando profundamente la forma de pensar de los individuos, hasta el punto de que la sobreexposición de estos a la televisión y otros medios audiovisuales está vaciando sus mentes y atrofiando su capacidad de abstracción. Las consecuencias, si lo consideramos un instante, sólo pueden ser dramáticas. Lo terrible es que ya vivimos en ese punto, y que no tenemos solución.

lunes, 13 de julio de 2015

Don Juan Tenorio de José Zorrilla

No fue la única obra de importancia que redactó don José Zorrilla (1817-1893), digno sucesor del romanticismo español tras la muerte de Larra, pero Don Juan Tenorio es la más celebrada e irresistiblemente romántica, de exaltado lirismo y enorme pericia dramática. Un drama a todas luces soberbio, bellísimo y magníficamente compuesto.

Artículos de Mariano José de Larra

Dijo de él don Benito Pérez Galdós que tenía más talento que pesaba. Mariano José de Larra nació en Madrid en 1809, y en sus apenas 28 años de vida (se suicida en 1837 de un pistoletazo) le dio aire a la pluma con especial genio. Su producción literaria, sobre todo en cuanto a los artículos de prensa se refiere, es ingente, y dio lugar a páginas de brillo excepcional, que desgraciadamente casi nadie recuerda en la España de la LOGSE y la educación vía televisión digital terrestre.

sábado, 11 de julio de 2015

El guardián entre el centeno de J. D. Salinger

No hay nada en este mundo que satisfaga al hombre plenamente. Todo éxtasis tiene su término y las necesidades siempre vuelven. El deseo muere al ser satisfecho pero, desgraciadamente, renace una y mil veces para complicarnos las cosas. La búsqueda del hombre por completarse es por ello incesante y llena de obstáculos. No obstante, en las sociedades modernas la infelicidad parece haberse extendido como una enfermedad contagiosa, la ansiedad se convierte en parásito intangible de nuestros cuerpos y la presión social convierte el ambiente en irrespirable. La consecuencia es un vacío existencial que nos hace ver la vida como una sucesión de momentos tempestuosos. Así se siente Holden Caulfield, que, desencantado de todo pero agitado por dentro como un huracán y vacío como su vórtice, no es capaz de comprender de qué va esto.

miércoles, 8 de julio de 2015

El primer hombre de Roma de Colleen McCullough

Magnífico título y extraordinaria síntesis del primero de los libros de una saga literaria de merecido éxito y reputación sobre uno de los compases más fascinantes de la historia, el final de la república romana, o lo que es lo mismo, las convulsas vísperas del Imperio más asombroso que vieron los siglos. Me estoy refiriendo a El primer hombre de Roma. Aparecida en 1990 pero convertida en seguida en referente de la novela histórica y la divulgación del mismo género, la actualidad de esta obra no se ha agotado de momento al ser leída y releída con agrado por sucesivas generaciones de lectores amantes del mundo antiguo y la novela histórica. Varias son las razones del éxito de Colleen McCullough. Me propongo enumerar algunas a continuación, inclinándome así por un panegírico más que por un comentario donde prime la descripción argumental, suficientemente conocida, por otra parte.